Tu sillón vacío a diario contemplo,
esperando que entres saludando,
con ese gesto tan afable,
esa mirada cálida...
Retumban en silencio tus palabras,
se escabulle en mi mente tu figura...
Un montón de cosas rotas en un cajón,
aguardan pacientemente ser reparadas...
Rosas frescas en el florero,
mantel limpio, pan fresco en la mesa...
Y te siento,
y te espero...
En la inmensidad del tiempo,
en la eternidad vacia de mis días...
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Sobrepasan mis límites los que sumidos en su tosquedad, en su terquedad,
creen poseer el conocimiento exacto, completo y absoluto de las verdades y ciencias de la vida...
Solo reflejan, su ignorancia supina,
la estrechez de sus mentes,
y la ausencia de educación.
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Pueden coserme la boca,
cortarme la lengua, pero a mi conciencia no la pueden callar...
Pueden atarme las manos,
pueden cortarme las piernas, pero la lucha siempre va a estar...
Pueden crear intrigas y acabar con mi nombre,
puenden robarme la vida,
pero jamás la Dignidad...
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Aunque no coicidamos en estrategias,
y no comulguemos ideología... Tu lucha es la mía...
Fijemos un norte, obviemos las diferencias,
construyamos el presente, empujados por el pasado es pos de un futuro mejor...
Tu lucha es la mía...
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La dignidad
Las años hicieron que pierda las ganas,
las circunstancias el vigor,
pero no importa cuanto trate de callarla, ella grita,
ella lucha, ella está...
Por más que quise ignorarla,
golpeaba mi mente,
y se hacia presente esta bendita dignidad,
que hace que luche, defienda actúe...
Como cuesta defender lo que uno cree,
como cuesta ser consecuente...
Pero estoy, sigo tratando...
ella es más fuerte...
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